Desde el primer exilio (586 AEC) y los posteriores
éxodos de los judíos por todo el mundo, ha existido una única y dinámica
relación entre los judíos en la Tierra de Israel y aquéllos que viven
fuera de ella. A pesar de haber estado separados por largas distancias
durante muchos siglos, los judíos se han mantenido como una nación,
ligados unos a otros por un suelo patrio, una religión e historia
comunes y un compromiso colectivo hacia la supervivencia física y
espiritual del pueblo judío. El establecimiento del Estado de Israel
(1948) surgió del sueño de 2.000 años del pueblo judío de retornar a su
tierra ancestral y revivir ahí su vida nacional y su soberanía.
Según estimaciones recientes, la población judía mundial es de más de
13 millones, de los cuales el 41% viven en Israel. Los judíos del mundo
entero comparten una misma historia y unos mismos ideales e intereses,
mantienendo un diálogo constante entre ellos sobre una variedad de
temas.
Los judíos de la Diáspora, reconociendo el rol central de Israel en
la vida judía, participan en la construcción del país, por medio de
apoyo social, político y financiero, y también visitando Israel,
estableciéndose en él y aportando sus habilidades individuales y sus
variados trasfondos culturales al mosaico israelí. La larga tradición de
ayuda mutua entre los judíos se manifiesta en una red multifacética de
organizaciones destinadas a atender numerosos intereses judíos e
israelíes. Por su parte Israel procura constantemente reforzar a las
comunidades judías y coopera con ellas, ayudando a quienes sufren de
necesidad, promoviendo el conocimiento de Israel, el estudio del idioma
hebreo, las oportunidades económicas y las visitas a Israel de grupos e
individuos.
El Estado de Israel atribuye gran importancia a la seguridad de las
comunidades judías del mundo entero. A raíz del reciente rebrote de
antisemitismo, Israel, en cooperación con organizaciones judías y con
gobiernos de Europa, Estados Unidas y otros países, está combatiendo el
racismo en general y el antisemitismo en particular.
La
Organización Sionista Mundial (OSM) fue fundada en el Primer Congreso Sionista
(1897) con el objeto de facilitar el retorno del pueblo judío a su
patria ancestral, la Tierra de Israel, y revivir la vida nacional judía
en el país. El principal objetivo de la OSM se logró en 1948 con la
fundación de un estado judío jurídicamente garantizado e
internacionalmente reconocido, el Estado de Israel.
Desde entonces, la OSM funciona como enlace con las comunidades
judías de la diáspora, promoviendo actividades que se centran en la
unidad del pueblo judío y la centralidad de Israel en la vida judía;
facilitando la inmigración; fomentando la educación judía en las
comunidades judías de todo el mundo; y defendiendo los derechos de los
judíos en todo lugar. El Congreso Sionista Mundial, elegido
democráticamente, es el ente supremo de la OSM y se reune cada 4-5 años
en Jerusalén.
La Agencia Judía para Israel
fue creada en 1929 por la Organización Sionista Mundial para
representar a la comunidad judía de la Tierra de Israel frente a las
autoridades del Mandato Británico, gobiernos extranjeros y
organizaciones internacionales. Actualmente la Agencia Judía se dedica a
desarrollar las relaciones entre el Estado de Israel y la Diáspora.
Después de la independencia, el gobierno de Israel delegó por ley en
la Agencia Judía y la OSM la responsabilidad parcial de ciertas tareas
nacionales, como la inmigración y absorción, el asentamiento rural, la
vivienda para inmigrantes, actividades juveniles y educativas, así como
la renovación urbana. En los últimos años, el gobierno se ha hecho cargo
de muchas de estas funciones.